Un haiku
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Me gusta la poesía japonesa. Es simple y honda, justo como decía José Hierro que tenían que ser los libros. Los eventos TEDx no están reñidos con la literatura y el nuestro tampoco. La literatura es un mullido colchón de palabras que nos acomoda en el mundo. Os decía que en mis ratos libres disfruto con la poesía japonesa. Su concision, la importancia de su idea, la claridad que transmite… Los cambios han de hacerse con serenidad, con esa suave serenidad con la que la lluvia fina va calándote la ropa mientras te ensimismas mirando un escaparte. Si lo que quieres es destruir, nada mejor que una tormenta o una “gota fría” pero si lo que buscas es un cambio que deje poso en tu mundo, nada más apropiado que orvallar, llover mansamente.
Pese a lo rocambolesco de esta nueva entrada, mi única pretensión es compartir con vosotros una pequeña porción de poesía japonesa, más concretamente, un haiku. Otro día os hablaré de él y de los autores que en mi opinión mejor lo han cultivado, pero hoy únicamente quiero regalaros un haiku, mi haiku. Porque sí. Porque creo que expresa la actitud serena de la que hablaba antes, esa actitud a partir de la cual comienzan todos los cambios. Aquí va. No es nada del otro mundo pero…
Camina lento;
detente a cada paso;
llega hasta ti.
. Mañana más.
PD: En cuatro días termina el plazo para presentar vuestras propuestas para el TEDxAward. Esperamos vuestros vídeos con insistencia ¡ánimo!
Daniel Rodríguez