Y tú, ¿qué comes?
Desde hace varios años tengo la suerte de formar parte de la Asociación Española contra el Cáncer. A través de ellos, no hace mucho, pude asistir a una charla llamada “alimentación anti-cáncer” que daba la especialista en el tema Sonia Oceransky. Siempre he tenido bastante contacto con la industria de la alimentación y, además, el año pasado conocí a una persona que me contó cómo funcionan los invernaderos en el sur de España. Todas estas cosas juntas me hicieron empezar a reflexionar sobre la alimentación, lo que estamos comiendo y, sobre todo, qué soluciones podía buscar para mejorar mi calidad de vida a través de la comida. Decidí cambiar mi ACTITUD, y empezar a informarme y leer sobre el tema para saber qué es lo que, de verdad, debería ser una buena alimentación.
Con esta entrada del blog no quiero, ni mucho menos, hablar de dietas ni de nutrición, ya que no me dedico a ello, sino que simplemente quiero contaros algunas cosas que probablemente os sorprenderán.
La fruta y la verdura que consumimos y compramos en los supermercados está creada casi en masa, alimentada a base de un montón de pesticidas, hormonas o antibióticos. ¿Son malas? No quiero decir que lo sean, pero sí que es mucho mejor consumir aquellas ecológicas, de una agricultura controlada y eficiente. Cuando vamos a un supermercado, toda la fruta y la verdura tiene un color antinatural, con brillos, ¿es eso normal? Claro que no, es puro marketing, hoy en día compramos con los ojos y por eso la fruta que consumimos lleva todo tipo de añadidos para que cambie su color y textura. No os podéis imaginar las toneladas de fruta y verdura que se tiran al año por que no son estéticas o no tienen la forma que quieren los supermercados.
Mucha gente me dice que todo lo ecológico es más caro y que por eso no lo compran, pero retomando la entrada del blog de mi compañero Daniel Rodríguez Rodero, hay que estudiar cuántos recursos dedicas a cada cosa. Con cinco euros más que una compra convencional a la semana puedes proveerte de productos ecológicos. ¿Es eso caro? Yo creo que es cuestión de prioridades, pero es algo sobre lo que deberíamos empezar a reflexionar. Relacionado con las frutas y verduras también me gustaría comentaros que no hay que hacer caso de las modas, como las de los tan conocidos “zumos détox”. Los zumos de licuadora eliminan toda la fibra de las frutas y verduras, por lo que es igual que si estuvieses tomando agua con azúcar (fructosa). Los smoothies son mucho más sanos ya que llevan toda la fibra y vitaminas, así que cómprate una batidora si no la tienes y desayuna un batido multifrutas, ¡no hay nada mejor!
Otra de las cosas que más me llamó la atención de todo lo que me contaron y leí fue el tema de los cereales integrales. Siempre había pensado que eran simplemente la variante de “dieta” de la pasta normal o el arroz blanco de toda la vida, pero me equivocaba. El pan blanco por ejemplo se elabora con harinas refinadas, a las que se les ha eliminado gran parte del salvado, por ello, aunque sigue aportando una cantidad elevada de almidón, contiene menos fibra y micronutrientes que se pierden con el grano no utilizado. De esta forma, la principal diferencia entre el pan blanco y el integral es la cantidad de fibra y micronutrientes que contienen, que son superiores en el pan integral, ya que la cantidad de calorías aportadas por ambos tipos es muy similar. Lo mismo sucede con el arroz, la pasta u otros cereales refinados, que se les quita parte de su composición y dejan de ser tan beneficiosos para la salud como los integrales.
A pesar de esto, soy una persona que ama la gastronomía y la vida social, creo que la alimentación saludable y el salir a comer o a cenar es compatible siempre y cuando respetes algunas pautas el resto del tiempo. Creo que si empezamos poco a poco por cambiar lo normal por lo ecológico y lo refinado por lo integral habremos dado un gran paso hacia la alimentación consciente y “saludable”.
Antes de despedirme, me gustaría recomendaros el libro “Mi dieta cojea” de Aitor Sánchez, que ha sido best-seller durante las navidades y que tanto me ha inspirado. Por otro lado, a los que sois de Asturias, comentaros que Sonia Oceransky tiene una escuela de cocina macrobiótica, además de consulta y talleres de alimentación.
Os dejo con esta cita de Hipócrates que me encanta:
“Nuestra comida debería ser nuestra medicina y nuestra medicina debería ser nuestra comida”
Redactado por María Arnaldo.