Vive
No desesperes. Las urracas, los cuervos del camino
no siempre codiciarán tus ojos.
Sabes que ningún llanto conoce más de un siglo
y aunque pases tus días recordando las horas que nunca fueron,
los relojes continúan su marcha.
No te resignes, las piernas sólo duelen a quienes caminan.
Tampoco pienses que el mundo gira para crear la noche.
Consuélate con que esa nieve de pañuelos
que ahora te despide frente a la inmensidad del vacío
algún día despedirá tus horas negras. No te rindas.
La lucha será larga y te llevará por el camino de las sombras
pero eso tú ya lo sabes.
Cuida a tus dioses, implórales, susúrrales al oído
y reza para que ninguna cornada se convierta en la última
porque eso querrá decir
que habrás vuelto a enfrentarte a la acometida de tus monstruos.
He aquí tu desafío: no dejarte vencer por esta lucha
a pesar de que tu derrota está escrita en un sobre.