Volver a empezar
Todos estamos acostumbrados a ver en televisión el día en que se inauguran las rebajas. Montones de gente agolpada ante la entrada de una gran superficie esperando a que las puertas dejen de ser un obstáculo para comprar y quemar la tarjeta de crédito. Hoy, día 4 de marzo, sucede algo parecido con TEDxOviedoUniversity. Hoy es el día en que se abren las puertas y, como en las rebajas, la gente accede veloz a por el artículo deseado (en este caso, a por la entrada del evento). En uno de nuestros post anteriores decíamos que ya iba quedando menos, que cada vez menos. Y no era mentira.
Pero, ¿para qué y quiénes se abren las puertas? Bien sencillo. Las puertas se abren para acudir a un festín de ideas, de ocio, de encuentros, de diálogo y hasta de emociones. No se trata de pasar un día a la ligera, ni tampoco de ir allí como quien acude a un simposio médico o a un debate en el Congreso de los Diputados, sino que se trata de dejarse llevar y de abrir bien los sentidos. Es algo parecido a lo que me sucede con un conocido marinero cada vez que me invita a montar en su barco y le pregunto que para ir a dónde… Se enfada. El dice que vamos a navegar y que si la mar me gustase verdaderamente no preguntaría tanto. Pues bien, en TEDx, al igual que en el balandro de mi amigo, se va a esparcirse, a ensanchar los pulmones y a explorar nuevos mundos. ¿Quiénes? Todos. Aquí no se discrimina a nadie; muy al contrario, nuestra filosofía es que todos tenemos algo que aportar y el que crea que no suma es porque le han vendado los ojos o le han explicado mal las cosas.
Ayer, como hace un año y como en las rebajas de Enero, volvemos a empezar. En este día, como en el de hace doce meses, se abrieron las puertas para iniciar el período en que cada uno de vosotros pueda decirle a mi colega que quiere montarse en su velero con el sencillo y placentero ánimo de cruzar la línea y disfrutar del viaje. Este período durará una semana, tiempo suficiente para que mi amigo reciba y valore de entre todas las solicitudes cuáles corresponden a verdaderos navegantes y cuáles a simples tortugas de tierra. En cualquier caso, no tengáis prisa porque, si algo caracteriza a las gentes del mar, es la paciencia, atributo éste del que mi amigo goza a raudales. Precisamente, con un aforismo relacionado con esto de la impaciencia y de la celeridad me despido: «la prisa sólo es útil para los delicuentes y para los malos toreros». Y yo diría que ni siquiera. Feliz Jueves.
Daniel