Abrid los ojos (es Navidad)
Nos acercamos a unas fechas de reuniones, compromisos, cenas y ajetreo. Fechas cargadas de sensaciones, de alegría por ver a familia y amigos, y otras más agridulces por recordar a aquellos que ya no están.
Dentro de todas estas emociones, estaría bien guardar un pequeño fragmento de tiempo para pararnos a analizar y reflexionar. Pararnos a observar el mundo, a apreciar sus matices, sus colores, las distintas formas que toma la naturaleza… Así como prestar atención a aquellas personas de nuestro entorno, seres a quienes queremos y que tienen el peso de sus propias historias detrás. Fijarnos también en cada uno de sus rostros o sus formas tan distintas de hablar, de gesticular. Pararnos a observar su mirada, su sonrisa, sus detalles… apreciar aquellas cosas que parecen insignificantes pero que son realmente lo importante, los verdaderos regalos. Pararnos a “abrir los ojos” y llegar a comprender que vivir día a día es el mayor de los obsequios. ¿Y cómo podemos agradecer tanto como recibimos? Viviendo, viviendo cada día como si fuera el primero y el último al mismo tiempo.
“Dejen que la gratitud se transforme en bendición a su alrededor, y entonces será realmente un buen día”
Carlota Braña y Sara Arrutia