29 Dic

Cinco consejos sobre el pensamiento a largo plazo y alguna cosa más

Uno de los defectos que suelen afear a TEDx es que vende una filosofía posmoderna, chupiguay, líquida. Quizá el propio formato contribuya a ello; la brevedad, ya se sabe, es enemiga de los desarrollos largos y hay ideas que necesitan explicarse en más de dieciocho minutos. Sin embargo, algo en lo que sí suele insistir eso que ya empieza a conocerse como «pensamiento TEDx» es en el largo plazo, aunque curiosamente tienda a hacerlo desde una perspectiva a mi juicio errónea. La entrada de hoy, con la que vuelvo a asomarme a esta ventana de la que me despedí temporalmente en marzo, pretende remarcar este punto: la importancia del estoicismo clásico como base de la superación personal.

Pero… ¿es que estás en contra de la superación personal? -me preguntarás perplejo. Para nada, de lo que estoy en contra es de esa actitud que se resume en que con esfuerzo, todo es posible, algo que es incluso matemáticamente falso. El supuesto típico es una competición de atletismo: la San Silvestre de estos días, por ejemplo. Si concurren cien personas, por mucho que cada una de ellas se haya esforzado y por grande que sea la intensidad con que deseen su victoria, ésta solamente podrá recaer en uno de ellos. ¿Quiere decir esto que no nos esforzamos lo suficiente? No, lo que quiere decir es que, parafraseando a la Biblia, muchos son los llamados y sólo uno puede ser el elegido, el ganador.

Y éste es el punto al que quería llegar. Supongamos que los noventa y nueve participantes que no rompieron la cinta de llegada porque hubo una persona que se les adelantó, regresan a sus hogares  tristes y desolados. Aquí el «pensamiento TEDx» les dirá que no se desanimen; que si no ha sido en esta, será en otra ocasión; que hay más días que ollas, pero que si lo siguen intentando llegarán al podio. Es el abuso del final feliz del que ya nos previno Edu Riera en su excelente charla de 2015.

-Todo eso está muy bien, vale pero entonces, ¿tú qué les dirías?

Pues para resolver a esta pregunta te dejo cinco puntos que espero te sean de ayuda. Escuetos, fáciles de entender y aplicables a la mayor parte de nuestros escollos rutinarios.

  • Encuentra las distancias. Imagínate dentro de veinte años y trata de ubicar el problema que en este momento te aprieta. ¿Ha sobrevivido? Salvo los más graves, lo normal es que esos «problemillas» de hoy queden mañana solventados. Pongamos otro ejemplo. Juan suspendió Derecho Romano y por eso está muy triste. ¿Qué importancia tendrá ese problema el día de mañana en su vida? Lo más probable es que ninguna, pero también porque se supone que habrá conseguido aprobarla. En resumen, aprende a dar a cada cosa su merecida distancia, pero como te diré en el último punto de esta lsita, no te alejes demasiado; si estudias Romano, haz todo lo posible para aprobarla.
  • Sé estoico. Will Durant resumió su Historia de la Civilización con la siguiente frase: «las naciones [las sociedades] nacen estoicas y mueren epicúreas». ¿Quieres saber en qué se traduce ese estoicismo? En no dar nada por sentado, en ser capaz de encontrar el sosiego después de la calma y, desde una óptica económica, en ahorrar. Recuerda al martín pescador que construye su casa en los intervalos en que el temporal arrecia con el ánimo de proteger sus huevos. Y aunque golpee la tormenta, ha aprovechado los breves momentos de calma para prevenirse. Sé, pues, estoico como el alción y crea tu refugio para cuando vengan mal dadas, es decir, construye el sosiego con el que resguardarte de la agitación.
  • En línea con el consejo previo, añado uno nuevo: diversifica. Ya es sabido que nunca hay que poner todos los huevos en la misma cesta, de modo que, si una  se rompe, no lo pierdas todo con ella. Los buenos inversores pueden dar fe de la utilidad de este consejo. Por si no me he explicado bien, intentaré poner otro ejemplito. Toda vida se asienta en varias patas: aficiones, amigos, pareja, familia, profesión. Cuanto mayor sea el número de patas, menor será la probabilidad de que tu vida se desequilibre. Es decir, haz que tu vida sea una mesa de muchas patas y conseguirás equilibrarla para el futuro, habrás diversificado tu estabilidad.
  • Lee, pero selectivamente. Por desgracia, leer se ha convertido en un acto de emulación intelectual. Uno puede leer cualquier cosa, y gozar de prestigio porque en vez de verlo en la televisión lo aprende a partir de un libro. Pero recordemos que esto no implica nada. Desde TEDxOviedoUniversity, te lo hemos dicho más de una vez: lee de los mejores; escucha a los mejores; aprende, en suma, de los mejores. Créate tu cultura, adquiere un andamiaje intelectual sólido que te proporcione herramientas suficientes para interpretar la realidad y sobreponerte a ella.
  • No te alejes. Huir, además de ser de cobardes, nada arregla. Como te anuncié, alejarse de los problemas puede ayudarnos a darles su importancia necesaria, pero no los soluciona. Si corres la san Silvestre, intenta ganar, pero intenta también que de la victoria no dependa el resto de tu vida. Si estudias Derecho, intenta aprobar Romano a la primera. Esfuérzate para que los problemas se solucionen rápido y nada salga mal, pero así mismo piensa siempre que las cosas pueden salir de un modo muy distinto al deseado. Es la mejor manera de priorizar ámbitos de la vida y dar importancia a aquello que nos puede llenar más hondamente.

Hasta aquí la entrada de hoy. Espero que te guste y que difundas lo que te haya servido de utilidad. Nos vemos.

04 Mar

Decálogo para aprender con éxito

Hoy os dejamos con diez mandamientos para que vuestro aprendizaje -el cambio de vuestros conocimientos y aptitudes- os sea eficaz y rápido

  1. Duda. Duda de cuanto lees y de cuanto te dicen. Sólo así te sentirás dispuesto a contrastar la información que adquieres. Es el mejor modo de reafirmarla en tu cabeza.
  2. Ama el proceso. La cantidad de lo que ignoras siempre será superior a lo que sabes. No te conformes ni te recrees. Que tu lema sea: «más que ayer pero menos que mañana».
  3. Viviendo y aprendiendo. Interioriza el conocimiento adquirido y trata de integrarlo en tu vida. De este modo, el tiempo no lo evaporará. Recuerda que «sabe más quien desea vivir sin saber que quien busca saber sin vivir».
  4. Actúa. De nada sirven los planos de un edificio si finalmente no se construye. Por medidos que estén, por precisos que sean, lo importante es que la construcción sea un hecho. Lo que sólo existe en el papel termina siendo pasta de reciclaje. Eso sí, no lo fíes todo a la acción. Los libros no sólo están para adornar.
  5. Docendo discimus (aprende mientras enseñas). Este consejo se lo hemos copiado a Séneca, que sabía bastante más que nosotros. Ponte en frente de tus peluches y habla con ellos como si fueran tus alumnos. Así, el que aprenderás serás tú.
  6. Copia. En el mundo de la literatura hay una frase atribuida a diversos autores que dice lo siguiente: «todo lo que no es autobiografía es plagio». Plagia, pero hazlo de los mejores. También para plagiar hay que aprender.
  7. El autodidactismo está muy bien pero compleméntalo con el interdidactismo. Interactúa con quienes te puedan enseñar, habla con ellos, participa en conferencias, debates, coloquios, mesas redondas. Acude y pregunta. Ello modificará tu actitud. Cuando una persona se rodea de quienes más conocimientos le pueden transmitir, esa persona aprende instantáneamente. Nuestro evento es una buena ocasión para ello.
  8. La inteligencia es como una gubia: de nada vale si no la golpeas con el mazo de la constancia.  Pese a ello, tomáte tus respiros. No te atosigues ni tengas prisa. A la naturaleza le ha llevado milenios sedimentar la arena que conforma las playas. A ti, en cambio, te llevará bastante menos.
  9. El mundo ha aprendido a base de ensayo y error. Tú debes hacer lo mismo pero procura no equivocarte en aquello que ya se equivocaron los demás y que hoy se tiene por falsado. Aunque a ti te lo parezca, la Tierra no es plana. Acuérdate de la teoría de Popper: lo que hoy tenemos por verdad incuestionable mañana quizá se considere una aberración. Ama la falsación.
  10. Duda de los consejos ajenos y principalmente de este decálogo. Así, al hacer caso a su mandamiento primero, lo estarás poniendo en marcha de la mejor manera posible.

Esperamos que os sirva de algo. Sin embargo, dudad de que ello pueda ser así.

PD: En una semana nos vemos.

Daniel Rodríguez Rodero

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